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Manto verde

Entramos en septiembre y, por suerte, acompaña el buen tiempo, algo que, en un terreno a más de 900 metros de altura, es menos habitual de lo que parece. El espléndido agosto, con mucho calor y tormentas esporádicas, ha propiciado que la finca de calabazas esté en pleno apogeo.

Toda la tierra está cubierta por un manto verde, de forma que no se puede caminar por su interior, y se observan fácilmente los frutos, entrecubiertos por las hojas. En la imagen que les adjunto, pueden ver en la parte inferior una calabaza de cabello de ángel de considerable tamaño.

Publicado en: General

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